Los discursos en tiempos del COVID 19.
- Gerardo Preza Martens
- 9 abr 2020
- 3 Min. de lectura
Actualizado: 10 abr 2020

Para quienes están viviendo esta realidad del Covid 19 o Coronavirus desde un encierro moderado o total hasta quienes tienen la necesidad de trabajar diario, es innegable que en todo momento estamos recibiendo toneladas de información y que nosotros mismos nos hemos convertido en cajas de resonancia, comunicando parte de toda esa cantidad de datos y experiencias.
Por todos lados somos objeto de un fenómeno comunicacional desde lo oficial hasta lo subjetivo.
En ese sentido, en los entes gubernamentales surge el discurso y la narrativa oficial que para muchos ha resultado confuso. Mientras unos apenas están entrando en cuarentena y distanciamiento social o bien, aplicando acciones tendientes a aminorar los contagios y casos positivos del Covid 19, otros ciudadanos ya habían tomado semanas antes medidas de aislamiento y cuidado sin el o los anuncios oficiales. Por un lado veíamos a un presidente de México decir que no pasaba nada y por el otro al subsecretario López Gatell decir ¡quédate en casa! En desconcierto total. Así lo refleja el estudio de movilidad realizado por Google en donde se señala que solo el 34.7% de los mexicanos han hecho caso de quedarse en casa o limitar sus movimientos al mínimo. Aquí se puede consultar. https://www.google.com/covid19/mobility/
Además, las redes sociales se han inundado de contenido que favorece o difiere (generalmente de una manera agresiva) cualquiera de las posiciones. Es demasiado y todos quieren tener la razón. Qué pérdida de tiempo.
Por otro lado está el discurso de la economía. De por sí es un tema complicado y por supuesto desde una perspectiva personal; independiente si estas en el sector privado, publico, formal o informal o no. Más que una conversación generalizada, muchas veces es un secreto a voces. Cada situación financiera se vuelve espacio personal que por momentos hasta trastocan el sueño. Un gobernante o funcionario tendrá que dilucidar de dónde obtiene recursos para sus propósitos y los ciudadanos de cómo enfrentar la situación en lo individual, familiar o empresarial. El miedo al desempleo, cierre de empresas, caída de inversiones, crisis económica o un simple “no pasa nada” siempre está presente.
También, el discurso de la salud está dentro de la interlocución diaria. Aquí hay para todos. Desde el presidente López Obrador, pasando por los gobernadores, presidentes municipales, legisladores, superdelegados, regidores, partidos políticos, etc. Casi todos, con la intención de jalar reflectores a sus intereses. En sentido opuesto, los ciudadanos con cuestionamientos y vacíos que dejan las propias autoridades. ¿Cuántos van?, ¿qué dice el gobierno?, ¿será cierta toda la información?, ¿qué me pasará?, ¿qué le pasará a mi familia?, ¿es invención del gobierno?
Por último, la desinformación.
Quienes están empecinados a querer influir en la opinión pública generalmente a cambio un recurso, su chamba pues o bien, por ideología y hasta por ocio; generan contenido e información con el fin de atacar y menospreciar la opinión de otros. De poner su agenda con el derecho de hacerlo sin considerar las consecuencias.
En medio de todo este sainete que está a un click de distancia de nosotros, los gobernantes, políticos y funcionarios y la iniciativa privada están tratando de subirse a esta ola en la que quieren generar empatía, cercanía e identificación con la sociedad mediante acciones a veces ridícula, como la alcaldesa de Metepec ataviada de Susana Distancia. No falta la repartición de despensas, cubrebocas o de gel antibacterial basados en un modelo de comunicación arcaico que nada mas no logra ese reconocimiento social.
Por cierto, los ciudadanos están en otros temas, en otros asuntos, en plataformas de contenidos que les ayudan a pasar este periodo de encierro. En otras conversaciones.
Entonces, ¿qué hace falta para que los gobiernos, políticos e instituciones privadas logren vigencia en tiempos de confinamiento por el Covid 19?
Y usted, ¿qué opina?
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