En los últimos días de diciembre del 2022 se hizo viral la publicación de la campaña #EsClaudia en espectaculares en diferentes ciudades del país. La silueta de la jefa de gobierno y la “cola de caballo” fueron los elementos distintivos. No había duda. Es Claudia Sheinbaum.
Más allá de las opiniones a favor o en contra de periodistas, columnistas, medios de comunicación o lo que se lee y ve en redes sociales; esta campaña lo que está generando es un clima enrarecido de confrontación sobre si fue legal o no, el que se haya subido esa campaña.
Según trascendió, la decisión de darle luz verde a los espectaculares obedeció a un movimiento anticipado a los probables eventos de Marcelo Ebrard al inicio de este año en algunas ciudades del país y la Cumbre de las Américas que le darán reflector mediático.
Pero lo que llama la atención, es que en el equipo de Claudia (y en el de los demás aspirantes) continúan con el mismo modelo de comunicación política basado en la promoción personal del político/política, y es justo esta manera de comunicar la que los tiene en la mira de la autoridad electoral y en el descontento de un amplio sector ciudadano.
En este sentido, la campaña de espectaculares tuvo repercusiones en la opinión pública ya que a los pocos días de haberla subido, las declaraciones de algunos personajes ligados a la jefa de gobierno, señalaron que la iniciativa la pagaron ellos con sus propios recursos y a los pocos días tomaron la decisión de “bajarla”.
Por otro lado, la crisis en el sistema de transporte colectivo Metro de la Ciudad de México se ha convertido en una gran piedra en el zapato de la jefa de gobierno. La más reciente, en la Línea 3 en donde chochan dos trenes y hasta el momento, ha dejado un saldo de 1 fallecido y casi 60 heridos. Hasta parece que les da temor explorar caminos diferentes para enfrentar estas crisis.
Ahora, la etiqueta o hashtag #EsClaudia se ha vinculado a temas negativos como lo sucedido en la línea del metro o en los feminicidios a lo largo y ancho del país, por lo que es probable que esa estrategia se vaya diluyendo con el paso del tiempo.
Sin duda, los elementos descritos más la ausencia de otros, que le otorguen un diferenciador respecto de las demás “corcholatas”, Claudia Sheinbaum seguirá batallando en posicionarse rumbo al 2024.
Hoy por hoy la jefa de gobierno de la Ciudad de México, no ha tenido algo relevante que comunicar. Parece que bajó el perfil comunicacional hasta que venga otra ocurrencia de su equipo.
No está por demás recordar que, los ciudadanos y el contexto han cambiado. El acceso a información aun y cuando sea falsa o fake, repercute en la opinión y valoración ciudadana hacia los políticos.
En ese sentido, ya no basta la forma tradicional de comunicar; ahora los aspirantes o candidatos y sus equipos de estrategia, necesitan conocer el sentido emocional de la ciudadanía en relación a la política y sus políticos para en consecuencia, diseñar productos de comunicación para conectar con ellos.
Mientras todo sea promocionar a la persona, les costará demasiado lograr un diferenciador.
Todos están obligados a ser deferentes.
La carrera ya comenzó.