La mala prensa.
- Gerardo Preza Martens
- 11 jul 2017
- 2 Min. de lectura
Es una situación a la que se apegan algunos gobernantes y que es más normal de lo que parece. Es la zona de confort mediática en la que se acomodan la mayoría de los medios de comunicación tradicionales, gobernantes y sus gobiernos, partidos políticos, instituciones y/o funcionarios públicos.

Pero vayamos a terrenos de los gobernantes y sus gobiernos. Durante el tiempo en dura su mandato, van creando vínculos con algunos medios de comunicación, periodistas y/o reporteros que encuentran coincidencias e intereses para construir una relación cómoda que beneficie a ambos. Sabemos que mutuamente se guiñen el ojo.
Esa mala prensa se convierte en publicadores de boletines oficiales, lo que se divulga en la página web y en redes sociales de los gobiernos, es lo que se ve y lee en la prensa.
No se meten en problemas, replican fielmente lo que dice la parte gubernamental de cualquier hecho, pensando que así se logrará posicionar tópicos para incrementar la imagen positiva del gobernante en turno y su gobierno.
Esa mala prensa-gobernador-gobierno nunca se harán daño, a lo mucho simularan que se señalan o que se “pegan” pero jamás pasarán de ahí.
La mala prensa es para el gobierno, el emprendimiento de una conversación frente al espejo, cuestionarse y responderse al mismo tiempo de lo que sea, de lo que quiera ver o escuchar según su conveniencia.
El resultado es que el mensaje que quiere transmitir un gobernador solo se queda en un circulo limitado y los efectos esperados en cuanto al posicionamiento de un gobernante en la ciudadanía no mas no se ven por ningún lado.
Hoy, cada vez hay mas ejemplos que señalan que las grandes inversiones en los medios tradicionales tienen pocos resultados en el contexto anterior. Uno de ellos es el presidente Peña Nieto, quien se acoge solo a espacios mediáticos a fines a él evitando a periodistas y programas que le pueden cuestionar e incomodar. Mala prensa pues.
Ésta práctica no le conviene a nadie , durante este proceso; los ciudadanos nos damos cuenta cuales son los medios y periodistas que tienen esa relación con gobiernos, dando paso al escepticismo y al no consumo de esos medios, de esos periodistas/reporteros.
Aquí en Durango, ¿le suena familiar la mala prensa?
¿Usted que opina?
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